viernes, marzo 23, 2007

Villa O`higgins, intervención escuela de arquitecturaPUC Valpso.
TERRITORIO

En la conducta animal, se llama territorio al terreno o espacio donde reside, se aparea o procura alimentos un animal o grupo de animales unidos por vínculos familiares y que es defendido frente a las invasiones de competidores.
El territorio de un individuo o grupo puede adotar muchas formas tales como: hormiguero, un panal, una cueva una rama, un terreno extenso etc. El impulso territorial favorece la diversidad ya que de lo contrario el ejemplar mas fuerte dominaría todo el espacio disponible.

El territorio humano puede definirse como:
Porción de la superficie terrestre perteneciente a una nación, región. provincia etc.

Conceptualmente, el territorio implica una ocupación concreta del espacio* y la transformación del paisaje natural en un paisaje ocupado y por ello transformado.

*Espacio:
Medio externo, entorno independiente, resultado de una realidad física superior, dentro del cual estamos insertos y ante el cual podemos intervenir.

¿Cómo el espacio se vuelve territorio?

Por medio de la intervención

Al hablar de espacio como entorno asumimos su infinitud, pero esa infinitud no nos es presente, en la medida en que no podemos controlarla , más aún cuando nuestra forma de relación con el mundo ha sido absolutamente finita y delimitada.

Para los antiguos, lo ilimitado es lo que no posee número, lo que no tiene medida, ni límite,ni esencia.

Es lo in- menso
lo in-forme
Cuando ese espacio recibe límites y se individualiza se transforma en algo; el mundo. ( Spengler)

Por eso construimos un concepto o acuerdo existencial que supone que el espacio donde vivimos es:
Finito y cerrado y sujeto a ser intervenido y por ende modificado.

En suma: Establecemos un campo espacial,
Una extensión donde manifestar
nuestra acción transformadora de la realidad


Si asumimos bajo este acuerdo, que el espacio es en principio, una extención finita pero no limitada, es decir sin medida, distancia o magnitud, algo no gobernado y que no establece relaciones con un sujeto, al cual se haga presente. Se entiende la permanente necesidad del hombre, de establecer dominio sobre la extensión, un orden que elimine la arbitrariedad de un caos.*

*Caos: aquello cuya ley de comportamiento no nos es conocida.

Un orden que establece una diferenciación entre un mundo reconocido y un entorno dominado por la extensión ( no limitado)

Desde la antigüedad el medio por el cual se ha establecido el dominio sobre la extensión ha sido el número, entendido como una entidad de extensión finita, que dota y contiene en si mismo, una significación espacial de limitación.

Pero el número tiene relación con la palabra, es más, esta lo antecede, antecede a todo lo creado ( lo primero es el nombre, dicen los textos sagrados). El número representado como signo numérico escrito y dicho, es igual a la palabra escrita y dicha, un símbolo entendible, comunicable que contiene en si mismo, un principio de limitación, anterior a la construcción física del espacio.

El hombre primitivo conjura lo desconocido limitándolo con un nombre……. “Por medio de los nombres y de los números, la inteligencia humana adquiere poder sobre el mundo” (Spengler)

El lenguaje de signos determina una forma de delimitación, de dominio frente a lo no limitado. La designación, el nombre establece una diferenciación entre lo conocido y aquello que aún no lo es.

“En todos los actos de la intelección humana que están relacionados con el número: medir, contar, dibujar, pensar, ordenar, dividir, existe la tendencia a limitar la extensión” (Spengler)

Por ello, el espacio para ser reconocido, para convertirse en un territorio, o en un lugar, necesita de la medida, del límite, de su distinción del continuo de la realidad,( que por su vastedad es inasible) y del nombre.

La emergencia del espacio dominado, requiere de la unión de la palabra y el número
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